El tipo equivocado

29.8.08

La consecuencia del accidente. 28 de Agosto.

Muy buenas:

Escribo a propósito de un sentimiento de malestar que me ronda la cabeza y, en ocasiones, baja hasta el estómago donde la náusea lo propulsa hacia el lagrimal.

Llevo una semana mala, y es que a mí siempre me afectó mucho la pérdida de algún conocido. Desde que siendo aún bastante pequeño vi como mi abuela perdía poco a poco el hilo de vida que la unía a nuestras vidas me he sentido muy afectado por las pocas pérdidas de la gente que me rodea.

Lo pasé especialmente mal cuando un accidente de tráfico se llevó a un amigo del instituto, aunque ya habíamos perdido el contacto diario, lo pasé peor cuando otro accidente se llevó por delante a la mujer de mi primo y estuvo a punto de hacerlo también con él. Después de esto la muerte de mis abuelos paternos, quizá por estar precedidas de enfermedades largas y dolorosas y por la edad de éstos no fue tan dramática ni me afectó más que lo que puede afectar a una persona de ya casi 30 años la pérdida de sus abuelos. Asumible aunque, por supuesto, irreparables en ambos casos. Con ellos sí que tuve mucho trato en los últimos años de sus vidas por vivir ellos en la misma ciudad donde yo fui a estudiar mi carrera universitaria y donde después permanecí unos años y eso forjó una relación muy especial que no había tenido anteriormente. Me gustó conocer de verdad a mis abuelos ya como adulto.

Os cuento esto porque cuando aún no hace tres años que vivo en esta isla, el desgraciado accidente de Barajas ha afectado a 4 personas conocidas. Ninguno de ellos era amigo íntimo, pero todos ellos eran conocidos con los que he tenido trato, en dos de los casos profesional, y su pérdida tan repentina me tiene un tanto alterado. Quería escribir algo que os hiciese ver que hay que aprovechar la vida y que en cualquier momento nos podemos morir, así, tal cual, y que aunque parece que eso del carpe diem ha quedado como un mensaje de película adolescente de los noventa, quitándole parafernalia, hay que disfrutar de cada momento. Con la familia, los amigos, los compañeros de curro. Con todos, porque hay demasiadas cosas que escapan a nuestro control.

Quiero dar mi más sentido pésame a las familias de los que han fallecido en el accidente, muchos de ellos se cruzarán este fin de semana con nosotros por la calle, y otros aguantarán el dolor en sus casas cerradas. Ayer fui a recoger a una amiga al aeropuerto y antes de que ella saliese de la zona de recogida de equipaje salió una chica de unos 25 años rota, con pocas fuerzas porque se abrazó al hombre que la esperaba y se dejó caer, vestida de negro y llorando desconsoladamente. Creo que es una imagen que expresa lo que muchos de mis actuales convecinos sienten, pero especialmente las familias. La isla está triste y eso se nota en la calle. Supongo que como cuando me tocó vivir el 11 M en Madrid todo irá volviendo a la normalidad lentamente.

Un abrazo a todos.

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