Buenas.
Estaba yo este sábado pasado intentando ordenar, dentro del caos, una parte de mi mesa de estudio, cuando de entre las montañas de antiguas y polvorientas inutilidades aparecieron aproximadamente 9
cintas de VHS. Debían llevar allí, a juzgar por los estratos de papeles, revistas y diversos objetos asombrosos (por ejemplo un atril y un hornillo para camping gaz)que las cubrían, unos 13 o 14 años. No estoy exagerando. Mi madre tampoco exagera cuando me dice que tengo acumulada mierda del siglo pasado. En serio.
Bueno, el caso es que durante las dos tardes que he tenido libres después de terminarme la 3ª temporada de LOST - ACOJONANTE ÚLTIMO CAPÍTULO CON GUIÑO A NIRVANA INCLUÍDO - me he dedicado a revisar lo que tenía grabado en esas cintas de VHS.
En una de ellas, la que me lleva a escribir esto, tenía grabado, por orden, los conciertos unplugged de
STP y
Pearl Jam, unas actuaciones seleccionadas de la entrega de premios MTV del año 93, un concierto básico de los 40 principales televisión de
The Cranberries y un reportaje sobre el concierto que los Rolling Stones dieron en el 98 en Málaga que grabé, supongo, esperando verme en la tele correteando por allí.
De entre las actuaciones seleccionadas, la que a mí más me llamó la atención, y que volvió a ponerme los pelos de punta es la de Pearl Jam junto con
Neil Young interpretando el
Rockin' in the free world.
Si lo ves con la perspectiva que dan más de 10 años, aquella descarga de energía en la fiesta anual de lo que era la televisión musical comercial de referencia y los espasmos de Neil Young, junto a un hinchado Eddie Vedder en trance, eran el sumun de concierto al que
todo humano con mitones, camisas de cuadros de franela, pantalones rotos a propósito, zapatillas de deporte negras, pelo largo y Singles como peli de referencia quería asistir.
El caso es que Pearl Jam ha sido uno de mis grupos favoritos desde su primer disco (Ten. 1991) pero Neil Young era casi un desconocido para mí, salvo algún tema de Buffalo Springfield y otros de su carrera en solitario.
Finalmente una conversación con Kike Godino una tarde de primavera antes de entrar a clase, y su lista de discos favoritos de Neil Young, me permitió conocer mejor a este animal de la historia de la Música y empezar una nueva época en mi vida musical.
El año que viene, según el devenir de las modas de El Corte Inglés, toca que se lleve la estética de los 90 (este año ha tocado los nuevos románticos y los 80 petardos) y yo ya estoy desempolvando mi gorro de lana y mi camisa de franela.
Son muchos los buenos momentos en los que me ha acompañado un disco de neil Young, y escribiré muchas entradas en las que hablaré de su trabajo, pero de momento tendré que guardar las botas con espuelas, el sombrero de vaquero y la camisa con canesú para cuando el Corte Inglés le de la vuelta a la historia de la música.
Un saludo.
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