El tipo equivocado

30.10.08

La gripe se cierne sobre mí. 30 de octubre. Semana 44.

En realidad la entrada se llama: La gripe se cierne sobre mí. 28 de octubre. Semana 44. Pero el editor del blogger me jugó una mala pasada y me dejó sin texto, menos mal que apareció en el bloglines de alguien. En fin, cosas de la programación.


Prometí una entrada semanal y he incumplido mi promesa. Para variar.

Estas semanas están siendo duras en el trabajo y físicamente porque me ha invadido un constipado cabrón que no me deja pensar con claridad los pocos momentos que intento dedicar a tan ardua tarea. Concretando suelen ser los minutos que transcurren entre la llegada a casa de la oficina y lo que tarda el router en cargar y el descodificador de Imagenio en dar señal al televisor.

No sé qué me pasa pero la televisión me ha absorvido. Veo cualquier cosa, sobre todo si es una tontería, quizá por eso veo más tiempo de lo debido el canal 24 horas de Gran Hermano. Y ahí quería llegar. Bueno, tengo que avisar que "más tiempo de lo debido" en mi frenético uso y abuso televisivo pueden ser cinco minutos seguidos cada dos o tres intermedios de alguna serie americana de ficción.

Bien, pues los personajes de la casa orwelliana no hacen nada. Pero nada. Durante 100 días. No lo entiendo. Para intentar entretener a estos ejemplos del amplio espectro social español les ponen diferentes pruebas de las que depende su sustento alimenticio, pero ni aún así ponen especial interés en superarlas, con lo que pasan momentos de hambre. No les importa, quizá porque saben que fuera les esperan programas televisivos deseando saber de sus entrañas morales y sociales y, que gracias a esta curiosidad del pueblo, van a forrarse el riñón de oro del bueno y van a poder vivir tal y como lo hacen dentro de la casa. Tocándose los cojones.

En conclusión, y después de pensar un poco, no demasiado, creo que estos jóvenes, en su mayoría, asocian la entrada a esa casa con su paso a la pausa y ejercen desde el principio, tomando su estancia en el programa como su paso por un centro de alto rendimiento de la nada.

Y resumiendo, en esta entrada interruptus en dos actos, los de mi generación tenemos que ir pensando en hacernos un plan de pensiones.

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